sábado, 19 de noviembre de 2016

“Ante el golpe de la mafia, democracia. No a la investidura ilegítima”. PACÍFICA, COMUNICADA, MASIVA

Todos los carriles de la calle de Alcalá se iban llenando de gente antes de que la cabecera de la protesta hubiese llegado a la glorieta de Cibeles. Había manifestantes que se encaminaban hacia la  Puerta del Sol sin esperar al grueso de la marcha. Otros aguardaban alrededor de la fuente de la diosa para incorporarse. Cuando se oyeron los gritos de las proclamas procedentes del Paseo del Prado, los fotógrafos, camarógrafos, curiosos y manifestantes que aguardaban se agolparon frente a la pancarta de cabera que se aproximaba a Cibeles; todos querían conseguir imágenes de la protesta que tendría lugar en Madrid el mismo día de la investidura. En ella se rechazaba el golpe dado en el PSOE para quitar al secretario general, Pedro Sánchez, que reiteradamente  defendió votar “no” a la investidura de Rajoy. El partido pasó a ser dirigido por una gestora y se decidió la abstención en contra de algunos dirigentes y sin consultar a las bases. Los acontecimientos posteriores eran previsibles: con la abstención del PSOE Rajoy sería nuevamente presidente del Gobierno. El sábado 29 de octubre alrededor de las ocho de la tarde tendría lugar la segunda votación para la investidura. La manifestación fue convocada por la Coordinadora 25‑S para las seis de la tarde con el lema “Ante el golpe de la mafia, democracia. No a la investidura ilegítima”. Mientras sus señorías debatían y votaban en el Congreso, los manifestantes caminaron desde Neptuno hasta la Puerta del Sol y, precisamente a las ocho, esta plaza y sus calles aledañas eran un hervidero humano. La aglomeración, la gente encaramada a la “ballena” (entrada al tren de Cercanías), las banderas republicanas ondeando en lo alto, las pancartas y los cánticos recordaban la ocupación de la plaza por el movimiento 15M en mayo de 2011.
No se rodeó el Congreso
Los medios de comunicación dieron notable relevancia a la protesta incluso antes de producirse, en parte porque le achacaron un carácter violento que luego no tuvo. Los medios insistían en referirse a la protesta como un “Rodea el Congreso”, aun cuando su trayecto de Neptuno (plaza Cánovas del Castillo) a la Puerta del Sol pasando  por Cibeles ya había sido comunicado a la Delegación del Gobierno. Por tanto, era de sobra conocido que no se pretendía rodear el Congreso. La Coordinadora 25‑S convocó un “Rodea el Congreso” el 25 de septiembre —de ahí el nombre del colectivo— de 2012; en aquella ocasión sí hubo disturbios en Cánovas del Castillo y en la estación de Atocha. Algunos medios de comunicación atribuyeron anticipadamente a la protesta de octubre de 2016 nombres y rasgos de la de 2012 sin tener en cuenta los nuevos datos.
El matiz agresivo que le supusieron fue desmentido por la realidad de una protesta pacífica y en parte festiva, esto último gracias a la batucada que la acompañó y al buen humor, los cánticos y los bailes de los colectivos juveniles. A pesar de todo, en el relato informativo ha sido muy destacado el incidente que tuvo lugar una vez acabada la protesta, en el que intervino un grupo de manifestantes que en las cercanías del Congreso arrojaron monedas y pequeños objetos a algunos políticos cuando salían. Por lo que se refiere al despliegue policial, según informaron los medios de comunicación repetidamente y con mucha antelación, fue muy superior al habitual de otras manifestaciones madrileñas. Como es costumbre ante este tipo de protestas masivas, las inmediaciones del Congreso estaban cercadas por vallas y agentes de la Policía Nacional y, en el cielo, fue constante  la presencia de un helicóptero.
“Gran  coalición encubierta”
En el comunicado de la Coordinadora 25-S para anunciar la protesta se desarrolla el lema de la pancarta de cabecera “Ante el golpe de la mafia, democracia. No a la investidura ilegítima”. Indican que “el golpe de régimen se ha consumando, Rajoy  será finalmente investido”, y añaden: “Será un Gobierno ilegítimo de un Régimen ilegítimo”. Mencionan tres mafias que se llaman igual que tres conocidos casos de corrupción: “la mafia de Nóos”, “la mafia de los ERE”, “la mafia de la Gürtel”. “El golpe”, según el lema de la pancarta, lo da “la mafia”, así la corrupción queda relacionada con el autoritarismo. Opinan que es la oligarquía la que ha realizado movimientos en Ferraz (sede del PSOE) y en el Congreso para impedir un Gobierno alternativo al del PP. Según el comunicado, lo que se pretende es “continuar los ataques sociales y los nuevos recortes impuestos desde Bruselas”, y quien va a hacer eso es la “gran coalición encubierta”. Con estos términos aluden a la coalición del PSOE con la derecha ¾PP y Ciudadanos¾, propuesta por los líderes socialistas más conservadores y por las élites económicas para evitar que se llegase a formar Gobierno con otra alianza: la del PSOE con la izquierda ¾Unidos Podemos¾ y los nacionalistas. Si en el lema de la pancarta se reivindica democracia, en el comunicado se agrega: “Frente a su Congreso vacío de democracia oponemos nuestras plazas llenas de lucha”.
Por enésima vez, “PSOE, PP la misma mierda es”
Gran parte de los mensajes orales y escritos de la marcha se dirigían a los dos partidos políticos mayoritarios; se equiparó a ambos y como viene sucediendo en múltiples protestas desde la movilización del 15M, otra vez más y a pleno plumón, se proclamó “PSOE, PP la misma mierda es”. Con frecuencia también se oía “Que no (3) nos representan y “Esta investidura es una basura”. Los mensajes no sólo iban destinados a los partidos, también a los dirigentes protagonistas de los últimos acontecimientos, especialmente a Felipe González ¾expresidente del Gobierno (PSOE) y exconsejero de empresas privadas¾, Susana Díaz ¾presidenta de la Junta de Andalucía (PSOE)¾ y Mariano Rajoy ¾presidente del Gobierno (PP)¾. Se coreó, por ejemplo, “Felipe, golpista, eres un fascista” y “Este presidente es un delincuente”. Los de Jóvenes en Pie animaron la protesta con su energía, sus tambores y esta canción: “Susanita quiere un sillón / un  sillón en Madrid / y sabe que con una abstención / para allí se va a ir”. Se exhibieron carteles con  retratos fotográficos de Susana Díaz y otros dirigentes socialistas partidarios de la abstención en los que se les tildaba de traidores. Las pancartas que se referían al PP aludían al latrocinio y a la represión: “PP engaña, roba y amordaza”; “PP: falsario, feroz, ladrón, tirano”. Sin mencionar concretamente a ningún partido se coreaba “Ladrones, ladrones” y “Diles que se vayan (3) de una puta vez”. Las banderas republicanas fueron muy abundantes, lo mismo se portaban en su correspondiente mástil que se llevaban como bufanda, a modo de capa, rodeando el cuerpo o haciendo de falda. Un grupo llevaba sobre la solapa pegatinas en las que estaban estampadas la bandera republicana y la frase “Que se vayan los Borbones”.
A la convocatoria se adhirieron más de ochenta colectivos, según publicó la Coordinadora 25‑S. Durante la marcha se vieron, entre otras, pancartas y banderolas de Izquierda Unida, Izquierda Castellana, PCE, Juventudes Comunistas, 22M Marchas de la Dignidad, Solidaridad Obrera, Unidos Podemos, Tribunal Ciudadano de Justicia, Sindicato de Estudiantes, Anticapitalistas, Plaza de los Pueblos y de algunas asambleas populares del 15M; también estaba presente Alternativa Socialista (CLI‑AS) con su pancarta “Salvemos el Socialismo”. La Coordinadora 25‑S indicó en su web que la convocatoria de Madrid sería secundada con concentraciones en varias ciudades del Estado. Aparte de estas movilizaciones pero para mostrar también su rechazo a la investidura de Rajoy, a las siete de la tarde del viernes 28 hubo una concentración en la Puerta del Sol con el lema “No nos resignamos” en la que participaron Izquierda Abierta, Convocatoria Cívica,  Recortes Cero y otras organizaciones.

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lunes, 14 de noviembre de 2016

En 2016 y luchando contra las reválidas y la educación franquista del Partido Popular

En Madrid la manifestación multitudinaria de las seis de la tarde del miércoles 26 de octubre contra las reválidas, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) y los recortes educativos del PP cerraba una jornada de huelga en la enseñanza. La marcha partió de Cibeles ¾debía salir de Neptuno pero se modificó el lugar de inicio¾, pasó frente al Ministerio de Educación y finalizó en Sevilla (boca de la estación de Metro), donde se ubicaba el escenario sobre el que una joven leyó el manifiesto. Los medios de comunicación informaron sobre esta manifestación de la tarde y de otra que hubo por la mañana también en Madrid, así como de las que se realizaron en otras ciudades españolas.
La pancarta de cabecera de la manifestación de la tarde de Madrid contenía  tres reivindicaciones principales: “Retirada de las reválidas, derogación de la LOMCE, reversión de los recortes”. Estaba acompañada de los logotipos de los colectivos que integran la Plataforma Regional por la Escuela Pública: la Marea Verde de la Comunidad de Madrid, FAPA Francisco Giner De los Ríos, CC OO Enseñanza, UGT‑FETE, STEM Intersindical, Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Madrid, Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid y Sindicato de Estudiantes. En el manifiesto se dice que han convocado la manifestación conjuntamente la Plataforma Estatal, la Regional y las Locales. En dicho texto se desglosan los motivos que justifican las tres principales reivindicaciones que contiene el lema de la jornada. En primer lugar, se pide la retirada de las  reválidas porque son “un modelo pedagógico arcaico”, “deslegitiman al docente”, “niegan la titulación” a los estudiantes y “frenan el acceso al Bachillerato y a la Universidad”; son un negocio para unos pocos y están cuestionadas por toda la comunidad educativa. En segundo lugar, se exige la derogación de la LOMCE porque es una “ley sin justificación” no acompañada de un “análisis riguroso del sistema educativo” que estaba vigente; y se desaprueba por ser “partidista”, “conservadora”, “neoliberal”, “clasista”, “sexista”, “recentralizadora”, “autoritaria” y, además, “desconfía del profesorado y la comunidad educativa”.  En tercer lugar, reivindican la reversión de los recortes y denuncian que la inversión educativa “si se mide en términos del PIB” ha pasado en España “del 4,99 por ciento en 2009, año en el que más se aproximó a la media de la UE, al 4,36 en 2013”.
Una ley clasista
Los cánticos y lemas de los congregados reflejan que la educación sigue estimándose como un terreno propio de la lucha de clases, ejemplos: “¿Qué quiere la derecha? ¿Qué quiere el capital? Que el hijo del obrero no pueda estudiar”; “El dinero del banquero para el Instituto obrero”; “Obreros y estudiantes, unidos y adelante”. Por supuesto, también se gritó “¡Viva la lucha de la clase obrera!”. La retirada de las reválidas aparecía en la mayoría de los mensajes y algunos de ellos las consideraban innecesarias y propias de la dictadura: “No queremos reválidas, ya somos válidos”; “Fuera las reválidas franquistas. Sindicato de Estudiantes”. La Coordinadora de Servicios Públicos de la Sierra Norte pedía “Menos reválidas y más profesores”; y pequeños carteles reclamaban Vicálvaro como “distrito sin reválidas”. Los grupos de estudiantes universitarios en sus mensajes orales y escritos ampliaban las reivindicaciones: rechazan el 3+2 (3 grados y 2 másteres) “por caro y clasista”, las prácticas no remuneradas y las subidas de las tasas; asimismo gritaban contra las privatizaciones: “Fuera las empresas de la educación”; “No a la privatización de la sanidad y la educación”. Una joven mostraba un cartón en el que se leía “Por la Filosofía” y de vez en cuando se coreaba “Menos policía, más Filosofía”. Como es habitual en las protestas educativas se reivindicó el laicismo: “Por una escuela pública y laica. Fuera la religión de la escuela” (pancarta).
La LOMCE o “ley Wert” —nombre del ministro que la defendió— es rechazada en su totalidad. Un joven llevaba un cartel que decía “No al Wertedero”, y sobre la “ballena” (cúpula acristalada) de la Puerta del Sol habían colocado esta pancarta: “Salta a la vista, la LOMCE es fascista” Algunos colectivos iban más allá y abogaban por buscar otra idea de educación: “Llevamos una escuela nueva en nuestros corazones. CGT Enseñanza Madrid”; “A luchar por la educación que soñamos. Frente de Estudiantes”.
La protesta se desarrolló pacíficamente y estuvo muy animada debido al vigor y entusiasmo de los participantes juveniles que saltaban, cantaban, danzaban, se agachaban, corrían. Había una enorme batucada situada hacia la cola de la protesta, la mayoría de sus integrantes vestían camisetas verdes y la gente a su alrededor no paraba de bailar. El público era de todas las edades: desde niñas y niños de Infantil y Primaria con sus familias hasta chicas y chicos  con las pancartas de sus institutos de Bachillerato y Formación Profesional. Había pancartas de “La Ecoaldea” y de “Economía Alternativa” de la Universidad Complutense de Madrid. Entre los partidos políticos llevaron sus símbolos para hacerse visibles IU, PCE, Podemos, Equo y Anticapitalistas. Contra la LOMCE estaban todos los colectivos estudiantiles que participaron, aunque había enfrentamiento entre ellos, por ejemplo el Bloque Antifascista Universitario decía que Sindicato  de Estudiantes no les representaba. Otros grupos concurrentes fueron CEAPA,  el Frente de Estudiantes, el Bloque Estudiantil Universitario, Solfónica, Latinoamerican Organismo Sociopolítico y  Yay@flautas.

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viernes, 11 de noviembre de 2016

No a los tratados que empobrecen: CETA, TTIP y TISA

Después del verano la primera manifestación masiva fue la del 15 de octubre contra los tratados de libre comercio: el CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement), entre la UE y Canadá; el TTIP (Trasnatlantic Trade and Investment  Partnership), entre la UE y Estados Unidos; y el TISA (Trade In Services  Agreement), acuerdo internacional para liberalizar el mercado de servicios. La marcha comenzó a las seis de la tarde en Atocha (plaza del Emperador Carlos V), recorrió el Paseo del Prado y terminó en Cibeles frente al Ayuntamiento, donde estaba el escenario para la lectura del manifiesto. En esta convocatoria, con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre), se denunció la desigualdad social y el empobrecimiento ya existentes, los cuales se supone que se agravarán con la aplicación de los tratados. Los convocantes fueron la Alianza Española contra la Pobreza  y la Campaña No al TTIP;  entre ambas plataformas agrupan a diversas organizaciones políticas, sindicales, ecologistas, pacifistas, culturales, de ayuda al desarrollo, etc. La acción es parte de la campaña Otoño en Resistencia, que se ha celebrado del 8 al 15 de octubre de 2016 en varias ciudades españolas con manifestaciones, concentraciones, conferencias, debates, talleres y otros eventos.  
En la cabecera iba la cabina de un camión con estas pancartas: “Unidos por un transporte digno”; “Mismo trabajo, mismo salario”. Después seis taxis forrados de carteles: “Taxistas contra el TTIP”. Ondeaban las banderolas de Élite Taxi y resonaban las bocinas y sirenas de los vehículos. Otro pequeño camión tenía un equipo de megafonía para animar a los presentes; por su micrófono se indicó que había “más de 20.000” personas. El grueso de la muchedumbre lo presidía la gran pancarta de los convocantes: “Las personas y el planeta por encima de las multinacionales. No a la pobreza, no a la desigualdad, no al TTIP. Alianza Española contra la Pobreza”. La de la otra plataforma convocante decía “TISA, CETA, TTIP,  tratados que empobrecen. www.noalttip.org”.
Una cadena de grandes eslabones amarillos fue sujetada por un buen número de asistentes. Se llevaba extendida a lo largo —de delante hacia detrás— y se puede interpretar como un símbolo de lo que pueden traer los tratados: encadenamiento, esclavitud. Precisamente la esclavitud y los perjuicios para la clase obrera fueron muy denunciados en las pancartas: “La clase obrera contra la esclavitud del TTIP y el CETA. Bloque Combativo y de Clase”; “TTIP, peligro de muerte de conquistas sociales y laborales. No a los mercados sobre las personas. CGT”; “Contra la Europa de las desigualdades. Justicia social y ambiental. Ecologistas en Acción”; “Ni TTIP ni CETA. Por la clase obrera y lo pueblos. PCPE”. Algunos mensajes se dirigían directamente a la UE: “Fuera la UE y sus mercaderes. Soberanía, trabajo digno, servicios públicos, sostenibilidad. PCE Madrid”; “STOP TTIP. Las transnacionales ordenan, la UE acata, la clase obrera pierde. Juventudes Comunistas”; “Fuera, fuera, fuera de la Unión Europea” (voz). También había una pancarta contra el fracking, otra reclamando “soberanía alimentaria” y un “mundo rural vivo”. La petición de la Asociación Universitaria Conciencia Minera fue esta: “Defiende nuestra energía, alimentos, derechos laborales y servicios públicos”.
En esta protesta contra los tratados de libre comercio, aparte de los partidos políticos, sindicatos y colectivos de la sociedad civil  mencionados anteriormente, también se vieron símbolos de IU, Unidos Podemos, círculos locales de Podemos, Equo, Anticapitalistas, Recortes Cero, ATTAC, UGT, CGT, CGT Enseñanza, CC OO, Coca‑Cola en lucha, AJUPE USO, Co.bas, Solidaridad Obrera, Corriente Roja, Yay@flautas, Marea Básica, Marea Verde, Plataforma por la Remunicipalización de Servicios Públicos de Madrid, Marchas de la Dignidad 22M, asociaciones por la memoria histórica y asambleas populares del 15M.
Al llegar a Cibeles la cadena de eslabones amarillos se había roto, dando a entender que la lucha había logrado vencer las ataduras de los tratados. En el escenario que se preparó frente al Ayuntamiento la periodista Olga Rodríguez y el locutor Juan Luis Cano leyeron un manifiesto, en el que, entre otras cosas, se advierte sobre los peligros de los tratados: “Por ello, nos oponemos a los tratados de libre comercio que ahondan la brecha de la desigualdad  y amenazan la democracia. Acuerdos que afectarán negativamente a la cultura, a los servicios públicos, a los derechos laborales y ambientales. Pondrán en peligro la agricultura tradicional y la soberanía alimentaria; reducirán el derecho a la salud en beneficio de las grandes farmacéuticas; priorizarán los combustibles fósiles en detrimento de las energías renovables. Y, sobre todo, limitarán nuestro derecho y capacidad para construir y lograr una sociedad más justa”. En el texto se critica que los tratados sean negociados “a espaldas de la ciudadanía” y se pide su paralización porque “multiplican el poder de las multinacionales y limitan los derechos de las personas y la protección del medioambiente”. Una vez acabada la lectura, los reunidos gritaron “Este tratado lo vamos a parar”. Finalmente, Juan Luis Cano anunció la actuación de la Solfónica para poner el “broche de oro” a la jornada. El grupo interpretó una canción contra el TTIP con la música de Bienvenido Mr.Marshall (película de Luis García Berlanga) y, al terminar, muchos de los presentes le acompañaron entonando el Canto a la Libertad de Labordeta.

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lunes, 17 de octubre de 2016

“Los banqueros robando, los jueces ayudando”. La PAH pone en evidencia a los jueces ante la sede del Tribunal Supremo

El telón de fondo de todos los eventos era la fachada del Tribunal Supremo, la de verdad, la que da a la plaza de la Villa de París. Los superhéroes de esta historia, los que por todo el territorio nacional paran desahucios y rescatan familias con sus “abrazos de acero” —como dijo en su poema el periodista Javier Gallego—, agrupados en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), tomaron esta plaza los días 6, 7 y 8 de octubre para desarrollar las “Jornadas por el derecho a la vivienda ante el Tribunal Supremo”. El lema de la convocatoria “Sin justicia no hay derechos” estaba escrito en una pancarta que constituía un fondo de escenario más cercano, más íntimo, para cobijar a los diferentes conferenciantes. Nada más, no había ni tarima ni plataforma elevada sobre el escenario, tan solo unas sillas de plástico blanco iguales que las que se destinan para el público. Los héroes, sin máscara y ataviados con camisetas o chalecos donde se lee “PAH” o “Stop desahucios”, estaban por todas partes: en el escenario, sentados o de pie entre el público, en los tenderetes improvisados; colocando pancartas, preparando paellas. La heroicidad no suele ser cosa de masas, en fin, que no eran muchos; quizá de 200 a 300 en el evento más concurrido; no obstante, quién sabe, en tres días y dos noches pudo haber pasado bastante gente. Sí, en la plaza de la Villa de París unos pocos —la policía no permitía más de quince— pernoctaron, lo llamaron “La noche sin techo”. Las mujeres y hombres de la PAH que defienden con suficiente arrojo los Derechos Humanos acudieron a esta plaza flanqueada por las sedes del Tribunal Supremo, el Consejo General del Poder Judicial y la Audiencia Nacional para plantar cara a los jueces y exigir justicia. Denuncian su papel al lado de los poderosos y los usureros en esta gran estafa oculta tras la palabra “crisis”. Allí, prácticamente a las puertas de las más altas instituciones judiciales, el primer día cuando ya había oscurecido una batucada coreó una frase que se ha convertido en simbólica —no fue creada para la ocasión sino que lleva tiempo voceándose—, que sintetiza el deterioro moral y democrático que presienten también en los que debieran impartir justicia: “Los banqueros robando, los jueces ayudando”.
“Régimen de injusticia”
El jueves seis a la nueve de la noche se inauguraron las jornadas con la intervención del periodista Javier Gallego (de Carne Cruda) y la lectura del manifiesto por parte de una joven con acento iberoamericano. Seguidamente se guardó un minuto de silencio por todas las víctimas de la crisis-estafa y, después, apareció en la plaza la batucada coreando consignas, ataviada con pelucas y ropas de vistoso colorido.
En el manifiesto se recuerda que desde 2008 (fecha del colapso económico) aumentó el desempleo y se deterioraron las condiciones de vida, y añade: “Desde entonces más de 600.0000 ejecuciones hipotecarias, de dudosa legalidad, han expulsado 200.000 hogares, sin importar la presencia de niños, mayores o dependientes”. Estima de “crisis humanitaria” la situación, ante la cual “los poderes públicos rescataron a los especuladores con 53.000.000.000 €”. Recuerda, entre otras cosas, que rechazaron la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) apoyada por un millón y medio de firmas para detener los desahucios y a favor de los alquileres sociales, y que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó a España por sus leyes hipotecarias. Además, cabe destacar dos frases que reprocha al Tribunal Supremo, concretamente dice: “En particular, el Tribunal Supremo mantiene a día de hoy que ‘las ejecuciones hipotecarias no se pueden suspender porque no son tan perjudiciales para los deudores’ (23/12/2015), o que ‘las cláusulas suelo son abusivas, pero que devolver todo el dinero a los afectados sería peligroso para el sistema financiero’ (09/05/2013)”. Estas frases fueron también duramente criticadas por algunos oradores a lo largo de las jornadas.
Tras mencionar los sucesos que han ido deteriorando el bienestar y recortando derechos (los desahucios, la venta de viviendas sociales a fondos “buitre”, la pobreza energética, la ley mordaza, los recortes sanitarios y educativos, la estafa de las preferentes, la corrupción, etc.), el texto concluye denunciando un “régimen de injusticia”, a pesar de que muchas leyes apelen a una “JUSTICIA” que defienda al débil y castigue al culpable o que hablen de proteger el ejercicio de los Derechos Humanos.
Reparación para las víctimas y castigo de los culpables
El manifiesto contiene seis exigencias dirigidas al “mundo de la justicia”:
“1) La aplicación directa de la Declaración Universal de Derechos Humanos, ordenando la paralización inmediata de todos los desalojos sin alternativa de vivienda digna.
2) La aplicación efectiva de la normativa europea (TJUE) que obliga a eliminar todas las cláusulas abusivas de los contratos, compensando a los afectados por los daños producidos. En consecuencia, deben anularse todos los procedimientos ya terminados en los que no ha existido derecho a la defensa y cancelar las deudas generadas en esos procesos ilegales.
3) Que se investigue y juzgue las actividades presuntamente delictivas de las entidades financieras que promovieron la burbuja y se beneficiaron de la crisis, depurando judicialmente las responsabilidades políticas.
4) Promover la despenalización de la ocupación de viviendas vacías por necesidad, y la tipificación del delito de usura.
5) Investigar la venta de viviendas sociales a Fondos Buitre, proteger a las víctimas de sus desahucios y adoptar medidas de reparación al daño causado.
6) Por último, exigimos la absolución de todos los detenidos y multados por participar en las movilizaciones contra los desahucios, pues no han hecho sino cumplir con su deber de defensa de los Derechos Humanos”.   
Como se puede observar, en algunas de estas reivindicaciones se contempla la reparación para las víctimas y el castigo para los culpables. En esto también hizo hincapié Javier Gallego en su discurso inaugural. Tras pedir justicia y que se cumplan las sentencias de los tribunales europeos, Gallego indicó que hay que reconocer — por parte del Gobierno y los jueces— que se ha desahuciado injustamente en España. Agrega que han de pagar los culpables: “Queremos ver sentados en el banquillo a todos los que han provocado este agujero”. Respecto a las víctimas señala que hay que reconocer el daño que se les ha hecho. Observa que muchos no saben que las víctimas son los desahuciados, los dependientes o los despedidos. Explica que hay que conseguir reparación para las víctimas, no sólo para el daño económico, sino también para “el daño moral, psicológico” y menciona la “humillación”. En su opinión, “tendría que haber una reparación de todas las víctimas de esta estafa”; apostilla: “que los culpables restañen las heridas de las víctimas”.  
Se cuestiona la independencia de los jueces
El viernes siete a las seis de la tarde los buitres de cartón acechaban colocados en los setos de la plaza. Uno estaba rodeado de billetes de 500€; otro, con las alas extendidas situado a la izquierda, miraba para el escenario. También a la izquierda una pancarta rezaba “No toleramos ni un desahucio más, ni niños en la calle”. A la derecha, antes de llegar al equipo de sonido, sobre una cuerda había tendidos enormes baberos en los que habían escrito nombres, se supone que de bebés, y la palabra “desahuciado”. Continuaban en la plaza los tenderetes con folletos y camisetas. Para esa hora estaban anunciados mesa redonda y debate con este título: “Vivienda, Derechos Humanos y Justicia”. Físicamente la mesa no estaba, pero sí las sillas blancas para todos sus integrantes: la moderadora, la periodista Olga Rodríguez, y los activistas de Amnistía Internacional, No Somos Delito, el Tribunal Ciudadano de Justicia y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Todas las sillas destinadas para el público estaban ocupadas y había personas de pie escuchando a los oradores, aunque, ciertamente, no abarrotaban la plaza. Las parejas de la Policía Nacional vigilaban de lejos. La temperatura de la tarde era agradable, no hacía ni frío ni calor; el ambiente, tranquilo, relajado. Cada conferenciante realizó ordenadamente su exposición.
El último fue un activista de la PAH, un joven abogado que explicó el escaso compromiso de los jueces. Indicó que habían invitado a participar en las jornadas a una asociación progresista de jueces, pero que estos, tras muy buenas palabras, rechazaron acudir. Durante el debate los activistas convinieron en señalar la falta de independencia del poder judicial. El joven abogado señaló al respecto que existe un “medio ambiente” y un sistema de premios y castigos que condiciona a los jueces. Aludió a los castigos conocidos sin llegar a mencionar ningún caso concreto.
A propósito de los medios de comunicación se estimó que su papel es muy importante, sin embargo también se cuestionó su independencia. Se quejaron de que los desahucios, que siguen produciéndose a diario, hayan desaparecido del relato informativo. La periodista Olga Rodríguez, por su parte, aseveró que “el periodismo debe ser subversivo”.  
La activista de No Somos Delito habló sobre las leyes mordaza, con las que se está atacando a la protesta social legítima. Al respecto, la activista de Amnistía Internacional declaró que había que seguir reclamando la manifestación sin comunicar.
Llegado el momento de la intervención del público, no se produjo precisamente un debate, aunque los participantes sí daban su opinión, preguntaban o exponían su caso. Así, llegó un testimonio estremecedor cuando una señora tomó el micrófono para decir que esta “crisis” había dejado sin padre a sus hijos. Se preguntaba qué hubiese sido de ellos sin la ayuda de su familia y la PAH. Nadie más (ninguna administración) la había ayudado.
Comenzó a oscurecer y el debate estaba acabando. Luego, alguien cogió el micrófono y preguntó que cuántos se quedaban, para saber las tazas de arroz que había que echar a la paella. Para esa misma tarde-noche estaba prevista la proyección del reportaje Garganta profunda: testimonio de un banquero arrepentido; finalmente, la “noche sin techo”. Así concluiría una jornada en la que por la mañana se pudo disfrutar de una parodia teatral y participar en un taller sobre la querella contra Bankia a cargo del Tribunal Ciudadano de Justicia.
El Gobierno de Rajoy y el Constitucional contra las leyes de vivienda autonómicas
El sábado 8 sobre un seto de la plaza había una ikurriña extendida en la que se leía “Ley de vivienda”. Era la prueba de que alguna PAH vasca había llegado a Madrid. Desde por la mañana estaban programados varios talleres: obra social, vivienda pública, titulizaciones, cláusulas abusivas e IRPH; precisamente este último a cargo de abogados de IRPH Stop Guipúzcoa. Por la tarde los activistas de las PAH de Valencia, Murcia, Barcelona y Madrid expusieron la situación de las leyes de vivienda y las ILP en sus respectivas comunidades autónomas.
La Ley 24/2015, llamada también la “ley catalana” por los oradores, fue reconocida por estos como la más avanzada hasta ahora. El activista de Barcelona explicó todo el proceso que llevó conseguirla. Necesitaban 50.000 firmas para la ILP y obtuvieron 150.000. Después lograron que fuese aprobada en el Parlament de Catalunya. El Gobierno en funciones del PP la recurrió, a mediados de 2016 el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso y quedó suspendida parcialmente. El activista comentó las ventajas que generó durante los nueve meses antes de la suspensión. En el encuentro se mencionó que el Tribunal Constitucional ha suspendido leyes en esta materia de otras regiones (Andalucía, Navarra, País Vasco y Canarias).
El activista de Murcia explicó que cuando el PP perdió la mayoría absoluta en su comunidad autónoma, la oposición logró que se aprobase su ILP, pero el Gobierno murciano del PP que ha de defenderla, no lo hace. En Madrid se necesitan recoger las 50.000 firmas para la ILP, no obstante la activista aspira a triplicar o cuadruplicar ese número. Otro activista madrileño anunció que en breve comenzarán a preparar la campaña para esa recogida de firmas. 
Femenino genérico, diversidad de procedencias y cultura popular
 Las jornadas celebradas en la plaza de la Villa de París fueron una ocasión para aprender y compartir las diferentes experiencias sobre el activismo en materia de vivienda y Derechos Humanos, el papel de las instituciones judiciales y los medios de comunicación, y otros asuntos esenciales como el compromiso y la solidaridad. Todo esto ya es mucho, pero hubo más aún, por ejemplo la integración de niñas y niños en el evento, pues para el público infantil hubo teatro (“Los tres cerditos”) y función de títeres. El evento acogió a todo tipo de vecinas y vecinos, por lo que se pudo ver diversidad racial y cultural; entre los oradores, los activistas y el público participaron gentes de distintos lugares de procedencia, pues así lo denotaba su acento o su vestimenta. El feminismo se fortalecía con el lenguaje, ya que buena parte de los oradores y oradoras que pasaron por las jornadas usaron el femenino al hablar para incluir tanto a mujeres como a hombres. A lo largo de estos tres días la música la pusieron las batucadas, Mineral Sound System y la Solfónica.


“El poder viene de la solidaridad de los de abajo”
La inauguración de las jornadas estaba prevista para las ocho de la tarde del día seis, pero realmente comenzó a las nueve, ya en la oscuridad de la noche, y no eran muchos los presentes. Sin embargo, todo esto no restó emoción al acto. El discurso del periodista Javier Gallego con su poema, la lectura del manifiesto y el minuto de silencio por las víctimas llevaron a los reunidos a corear en varias ocasiones su consigna más emblemática, su grito de lucha y esperanza: “Sí se puede”. Por ella se les reconoce, es la fuerza y la palabra de los que paran desahucios, de la movilización más poderosa enfrentada a esos que a sus imprudencias y abusos llaman “crisis”. Son los de la PAH.
Javier Gallego en su intervención les reconoció su dignidad, su valor y su poder. Explicó la manipulación que se ha hecho del relato sobre la “crisis-estafa” para culparnos a nosotros”. En su opinión, es un relato falso y hay que recobrar la palabra para contar que los culpables han sido los que gobiernan y los que dirigen bancos y empresas. Añade: “Hay que dar la vuelta al discurso desde los medios de comunicación y la calle. Para Gallego ese es uno de los grandes logros de la PAH: “Habéis conseguido darle la vuelta a la conciencia de este país”.
Recordó la ILP que fue llevada al congreso y el millón y medio de personas que firmaron para apoyar la dación en pago y pedir que se detengan los desahucios; agregó que era uno de los momentos “más memorables” dentro de estos “años infaustos y catastróficos”.
Reivindicó que se cumplan las sentencias de tribunales europeos, se repare a las víctimas y se castigue a los culpables. Pidió que las leyes se adecuen a la realidad social de este país y que se pague la “deuda social” que se tiene con todas las personas que se han visto “sepultadas por este tsunami que ha sido la estafa llamada crisis”. Además, denunció la “pasividad absoluta de los poderes públicos y la administración”.
Gallego indicó que hay que recobrar la “soberanía popular” y habló de recuperar los barrios y de volver a reunirnos. Declaró que la PAH ha demostrado que “si se han parado tres mil desahucios y realojado a tres mil familias, es claro que el poder viene de la solidaridad de los de abajo”. Añade: “Esto lo tenemos que recordar cada día”. Dirigiéndose a los de la PAH: “Habéis levantado a muchas personas del suelo y ese es un poder que os hace inmensos”.
Compara a la PAH con un “ejército de salvación”, pues sus activistas han salvado a muchos afectados. Les otorga una importancia crucial: “Si no hubiera existido la PAH cuando este país se rompía por las costuras y por las heridas y se desangraba, cuando miles de familias salían a la calle con lo puesto o lo poco que habían podido llevarse de  sus de sus casas, si no llegáis a estar vosotros y vosotras para acogerles, para darles ese abrazo, esa protección, ese cobijo, ese refugio, esa casa que habían perdido, este país se hubiera venido abajo, se hubiera destruido”.
Acusa a los gobiernos, “tan indiferentes con el dolor de sus compatriotas”, de haberse beneficiado del trabajo que los activistas han hecho; y a esos activistas les dice: “Habéis hecho lo que ellos tenían que hacer, evitar que la gente cayese al arroyo”.
El protagonista del poema de Gallego es ese “ejército de salvación”. Comienza así: “No tienen más arma que su herida, ni más trinchera que su piel, no han disparado una sola bala, pero han detenido mil con su pecho y con sus manos”. A lo largo del poema insiste en los rasgos de sus armas: “Vencieron al enemigo enfrentándose a sus tanques con migas de pan y abrazos de acero”; “No tienen más fusil que sus palabras”. El autor sigue relatando sus hazañas para concluir  reconociendo su mérito y su importancia  para la vida en común: “Salen cada día a la batalla como un ejército de salvación indestructible que ha defendido a este país del sabotaje y lo ha rescatado de sus propias garras”.


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lunes, 12 de septiembre de 2016

“La izquierda está en la calle y no, en el Parlamento”

Entre los partidos políticos de izquierdas es recurrente la vieja disputa por autoproclamarse la “verdadera izquierda”, de modo que la organización que así se reivindica excluye a los otros partidos de izquierda como si fuesen, por ejemplo, izquierdas “falsas” o “contaminadas” por los intereses de la derecha. Aparte de esta disputa entre partidos que se autoubican en la izquierda, los movimientos sociales y de protesta o, en términos más generales, la opinión pública que se moviliza esgrime la siguiente consigna: “La izquierda está en la calle y no, en el Parlamento”. Esta frase ha sido escuchada en diversas protestas que se han ido sucediendo en Madrid contra los recortes de derechos sociales y laborales, las privatizaciones y las medidas represivas que ha aplicado el Gobierno de Mariano Rajoy (Partido Popular) desde 2011 a 2016. Con esta autoproclamación, la opinión pública de izquierda que se moviliza, como otro actor más, reclama ser la parte del espectro político que mejor  defiende los intereses de la clase trabajadora.
Negación de la presencia de la izquierda en el Parlamento
Con la frase “La izquierda está en la calle y no, en el Parlamento” los manifestantes remarcan la brecha significativa que perciben —o establecen— entre los partidos políticos de izquierda con representación parlamentaria y los movimientos sociales y de protesta. No es solo que se trate de formaciones muy diferentes, es que están muy alejadas; y una de ellas, la izquierda parlamentaria, no va a ser reconocida como “izquierda” por una parte de los que se movilizan en la calle. Tras el estallido del movimiento de protesta 15M en 2011 (Gobierno de Rodríguez Zapatero, PSOE), ya se vio esta profunda brecha entre la democracia representativa y los manifestantes de la Puerta del Sol de Madrid que voceaban “Que no, que no, que no nos representan”. Por supuesto, no les representaba en el Parlamento la derecha, pero tampoco la izquierda; y expresaron sentir un vacío de representación. De ahí que surgiese Podemos como un partido de izquierdas, vinculado con el movimiento 15M, que supuestamente pretende rellenar ese hueco de representación en el escenario parlamentario. Sin embargo, ni Podemos ni ningún otro partido de izquierdas satisfacen ese vacío de representación, ya que la opinión pública de izquierda que se moviliza no se conforma con que la representen otros ni con la acción parlamentaria, sino que se reivindica a sí misma con la acción en la calle. Por eso, antes de las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, los manifestantes voceaban “Gane, quien gane las elecciones, seguiremos en la calle”. Igualmente, la Marea Blanca (movimiento de defensa de la sanidad pública de calidad y universal) en sus manifestaciones de 2016 —año en el que tras las elecciones generales del 26 de junio sigue sin saberse quien gobernará y si habrá unas terceras elecciones— también corea “Gobierne quien gobierne, la sanidad pública se defiende”. Es decir, se desconfía del partido que accede al poder y, aunque sea de izquierda, la opinión pública de izquierda que se moviliza, le plantará cara; además, no quiere ser desplazada ni apagada por partido político alguno.
La acción en la calle, inherente a la izquierda
“La izquierda está en la calle y no, en el Parlamento” revela, en primer lugar, que la parte de la opinión pública de izquierda que se moviliza se autoproclama “la izquierda”, es decir, no se trata de cualquier izquierda u otra izquierda más, sino la única. En consecuencia, sería lo mismo que declararse la única defensora de los intereses de la clase trabajadora; a su vez, implícitamente se designa como el único contrincante de la derecha.

En la consigna se observa también que se autoproclaman “la izquierda” por el lugar que utilizan para sus medios de acción, esto es, su idea de izquierda se halla inevitablemente unida a la “lucha” en la calle. Este es el lugar donde transcurre la mayoría de las protestas: las manifestaciones, las concentraciones, las actuaciones simbólicas, los escraches, las sentadas, los cortes de tráfico, las acampadas. Así, estos medios de acción informales son incorporados al reconocimiento de lo que es la izquierda, como si la lucha en la calle le fuese inherente, su característica definitoria. De esta manera, la calle va a ser considerada como un escenario que le es propio siempre, frente al Parlamento, que es un espacio donde están otros, los que no son incluidos en “la izquierda” por estar ahí y actuar únicamente por la vía institucional.

“La izquierda está en la calle” evoca el concepto histórico de “lucha”, ahondando más, trae a la mente la idea de “lucha de clases”. Por tanto, en la proclama también se da a entender que la izquierda que está en la calle no ha renunciado a luchar para intentar resolver los problemas más acuciantes de la clase trabajadora. La calle ha sido y es el territorio primigenio y más tradicional de la acción del movimiento obrero, incluso antes de que este derivara en partidos políticos de izquierda parlamentaria. En la calle transcurre también la acción de los movimientos sociales de izquierda que se han ido sucediendo a lo largo de la historia: movimientos feministas, ecologistas, pacifistas, vecinales, estudiantiles, antirracistas, etc.

Se puede decir que la lucha de clases también se ha llevado al Parlamento a través  de los partidos políticos de izquierda, sin embargo,  si la opinión pública que se moviliza niega la existencia de la izquierda en tal escenario, quizá sea porque considera la lucha entre partidos de izquierda y de derecha como falsa, como un paripé en el que los parlamentarios de izquierda se van asemejando en sus formas e intereses a los de la derecha, así que entre ellos no puede haber lucha de clases porque todos conforman la misma “clase política”. (Si, además, defiende los intereses de la clase económicamente dominante no es extraño que se les vea en el bando contrario).
En la calle la clase trabajadora se defiende directamente a sí misma
El acceso al Parlamento (vía institucional) está claramente establecido: tanto los partidos de la supuesta izquierda como los de la derecha han de obtener un número determinado de votos en las elecciones generales; además, previamente, esos partidos han tenido que conseguir dinero para  financiarse y han establecido estructuras más o menos jerárquicas para organizarse. Por su parte, la calle es un lugar abierto a todos, donde se desarrolla una acción de protesta más informal, aunque sujeta a límites, vigilada policialmente y, a veces, arriesgada. En la calle pueden participar todos los actores que lo deseen: los partidos políticos con representación parlamentaria, los partidos políticos sin representación parlamentaria, las grandes centrales sindicales, los sindicatos minoritarios, los movimientos sociales, las asociaciones de todo tipo, los diversos colectivos, las plataformas creadas para reivindicaciones concretas, las plataformas con planteamientos globales y todos los que quieran a título individual. En definitiva, al Parlamento solo pueden acceder los supuestos representantes de la clase trabajadora, mientras que a la calle puede acceder directamente la clase trabajadora, cada persona individualmente o acompañado de sus grupos de asociación más pequeños donde se supone que ejercen la democracia participativa.

En la calle están y actúan directamente las trabajadoras y los trabajadores, parte de las personas afectadas por algún problema, parte de la opinión pública concienciada sobre lo que ella quiera y los que se solidarizan con los demás. Quizá los que realizan la acción en la calle vengan a decir: “Nadie mejor que la propia clase trabajadora para defender los intereses de la clase trabajadora”. Los partidos políticos supuestamente de izquierdas siguen a lo suyo.

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lunes, 30 de mayo de 2016

Madrid resiste al fascismo a pesar de la Delegación del Gobierno (PP)

El sábado 21 de mayo una multitud acudió a la manifestación antifascista convocada por la plataforma “Madrid para todas” —con el femenino genérico incluyen a hombres y mujeres—, que a partir de las siete de la tarde recorrió las calles del centro desde Atocha (plaza del Emperador Carlos V) hasta la Puerta del Sol, pasando por el Paseo del Prado, Cibeles y Alcalá. Por las redes sociales se la ha llamado “contramanifestación” por considerarla una respuesta a otra marcha prevista en la capital  para ese mismo día una hora antes, de signo contrario, es decir, presuntamente neonazi, convocada por Hogar Social Madrid (HSM), anteriormente se autodenominaban Hogar Social Ramiro Ledesma (ideólogo del fascismo español). Este grupo es conocido por repartir comida sólo a personas de nacionalidad española y por el incidente con bengalas, tras los atentados yihadistas de Bruselas, en torno a la mezquita de la M-30; en una pasarela próxima una pancarta con su logotipo decía “Hoy Bruselas ¿mañana Madrid?” Además, HSM ha sido expulsado de los espacios que ocupó en Tetuán y Chamberí, distritos en los que se han realizado protestas contra el racismo y la xenofobia para mostrar rechazo a sus actividades. Su ocupación más reciente es la vieja sede del NO-DO en la calle de Joaquín Costa.
El Ayuntamiento de Madrid, según elpais.com, había pedido por carta a la Delegación del Gobierno que impidiese la celebración de la manifestación de la ultraderecha, o que la disolviera tan pronto como se produjeran delitos de odio. El Ayuntamiento en su misiva indicó que esta marcha se encuadra dentro de las movilizaciones que otros grupos de la extrema derecha (por ejemplo, Casa Pound en Italia o Amanecer Dorado en Grecia) tenían planeado celebrar el día 21 de mayo en varias ciudades europeas. Esta no ha sido la única solicitud a la Delegación del Gobierno, elpais.com añade que la Red Española de Inmigración y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado pidieron que se revisara de oficio la autorización de la manifestación. A pesar de estas peticiones, la Delegación del Gobierno (Partido Popular), con Concepción Dancausa a la cabeza, permitió la marcha del HSM; de esta manera —quizá sin pretenderlo— puso a competir al mismo nivel las dos opciones, como si luchar contra el fascismo fuese lo mismo que defenderlo o justificarlo, cuando en realidad son opuestas y excluyentes, por tanto, una de ellas no tiene cabida en democracia. El resultado de esta competición fue favorable para “Madrid para todas”, que tuvo más capacidad de convocatoria atrayendo una multitud de manifestantes. Su protesta se desarrolló en un ambiente distendido y pacífico; en su trayecto se pudieron observar diversas edades, razas y procedencias, y variedad de banderas y mensajes. La marcha de la ultraderecha salió de la plaza de España hasta la plaza del Dos de Mayo, fue escasamente secundada, increpada durante su recorrido y, al terminar, abucheada en Malasaña.
Madrid, plural y solidaria
La marcha antifascista arrancó coreando las emblemáticas proclamas “Madrid será la tumba del fascismo” y “¡No, no, no pasarán!” La pancarta, los altavoces  y las banderolas de la cabecera eran llevados por chicos y chicas de raza blanca y negra. La pancarta de fondo blanco estaba escrita en rosa y negro y llevaba estampadas las dos banderas del símbolo antifascista en esos mismos colores, en lugar de la combinación  clásica en rojo y negro. El texto de esta pancarta principal indica cómo se quiere la ciudad: “Madrid para todas. Madrid no es hogar de nazis”.  Por un lado, una ciudad acogedora, “para todas”; por otro, excluyente, “no es hogar de nazis”; esto último en alusión indirecta al HSM. Esta pancarta de cabecera sintetiza perfectamente la tónica de las reivindicaciones que aparecen en otras pancartas, en los mensajes orales y en el manifiesto leído en la Puerta del Sol al finalizar la protesta, pues gran parte de ellos indican a qué ciudad se aspira, señalando quien tiene cabida en ella y quien no. Así los manifestantes reivindican una ciudad acogedora y solidaria con los inmigrantes y los refugiados (por tanto, gentes de otras razas y religiones), o sea, los sectores que son presuntamente rechazados o excluidos por la ultraderecha. HSM en su pancarta  principal decía “Defiende España, defiende a tu gente”, y dos de sus consignas voceadas eran “Españoles, sí; refugiados, no” y “Ayudas sociales para los nacionales”. La marcha antifascista mostró su apoyo a los migrantes con estos mensajes: “Madrid por unas aulas diversas” (pancarta); “Madrid contra el racismo” (pancarta); “Madrid para todas las inmigrantes” (pancarta); “Pateras, naufraga la humanidad”  (pancarta); “Refugees welcome” (pancarta); “No a los Euroguantánamos” (pancarta); “La ONU suspende a España en racismo” (pancarta); “Papeles para todas o todas sin papeles” (voz); “Ningún ser humano es ilegal” (voz); “Nativa o extranjera, la misma clase obrera” (voz).
La lucha antifascista incluye acabar con las violencias machistas y las agresiones contra las personas cuya condición sexual pertenece al colectivo LGTBI. El manifiesto leído en Sol al respecto dice: “Reivindicamos un Madrid donde no existan las agresiones a las personas según su género o su condición sexual, un Madrid donde homosexuales y transexuales puedan salir a la calle sin temor a ser apalizadas”. En la marcha se pudieron contar al menos siete banderas arcoíris y en una gran pancarta ponía “Madrid contra la homofobia y la transfobia”. Contra el machismo se coreó “Nos tocan a una, nos tocan a todas”; “Patriarcado y capital, alianza criminal”; “La lucha será feminista o no será”. Una pancarta reclamaba “Madrid para todas las mujeres”.
En el manifiesto para englobar todas las reivindicaciones (sin racismo, sin violencias machistas, sin homofobia, etc.) se proclama un “Madrid libre de cualquier discriminación”. Durante su lectura también se señaló que la manifestación nace para reivindicar una ciudad plural e intercultural “donde todas convivamos, donde aprendamos unas de otras y donde seamos solidarias”. Agrega: “Un Madrid donde las personas migrantes tengan espacio para vivir, donde cualquiera sea aceptada sin importar su lugar de procedencia, su cultura o el concepto que se haya tenido de ella  a lo largo de la  historia”.
Los mensajes clásicos que relacionan el antifascismo con la lucha de la clase obrera también afloraron durante  la protesta. Una pancarta, en femenino genérico a semejanza de otras, decía “Madrid para todas las obreras”; y otra, “Fascismo y racismo, armas del capitalismo”. Se coreó “Así, así, ni un paso atrás, contra el fascismo, lucha popular”. En consecuencia, otro asunto que atañe a las exigencias antifascistas es combatir la represión actual contra las personas que luchan. En la protesta se voceó “Libertad, detenidos por luchar” y se pidió en concreto para Alfon (Alfonso Fernández Ortega, detenido tras huelga general del 14 de noviembre de 2012), Nahuel (Juan Manuel Bustamante Vergara, activista del colectivo Straight Edge Madrid) y Andrés Bódalo (concejal de Jaén en Común y sindicalista). Los compañeros de este último del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), que apoyan una huelga de hambre en Madrid para reclamar su libertad, llevaban pequeñas pancartas en las que exigían “Amnistía” y uno de ellos, Oscar Reina, intervino tras la lectura del manifiesto para animar la lucha antifascista recitando un poema de Rafael Alberti.
En la marcha del HMS se portaron banderas rojigualdas, mientras que en la de “Madrid para todas” ondearon las republicanas, las arcoíris y las banderolas de un solo color típicas antifascistas en rojo y negro, pero también en rosa. Además, había un grupo con banderas de Palestina y se voceó “Viva la lucha del pueblo palestino” e “Intifada”; el antifascismo madrileño acogió la lucha de los pueblos oprimidos.
Fuera fascistas de Madrid
Como en la conocida canción “La Muralla” que se abre y se cierra según quien venga, a la hora de definir la ciudad los antifascistas expresan lo que desean que haya dentro, pero también señalan lo que debe permanecer fuera: el fascismo en todas sus formas. Este se caracteriza principalmente por la violencia, una pancarta gráficamente  lo muestra: “Fascismo = crimen”. Se gritó “Hogar social, hogar criminal”. Como es habitual en estas protestas se dijo “Vosotros fascistas, sois los terroristas”. Los ataques violentos fueron rechazados en el manifiesto con crudas palabras: “Reivindicamos un Madrid donde las personas salgan a la calle sin miedo a ser perseguidas por grupos de neonazis armados”. Conforme a lo gritado en la protesta, a los fascistas no se les quiere ni en Madrid ni en los pueblos: “Fuera fascistas de nuestros barrios”; “Fuera fascistas de la sierra”. Se cantó “No, no, nazis no, nazis no”  y en las pequeñas pancartas figuraban esvásticas tachadas.
El rechazo al fascismo traspasa los límites de la ciudad y a quienes lo profesan o amparan se les quiere echar de todas partes. Un cartel en la valla que bordea la estatua ecuestre de Carlos III en Sol rezaba: “Fuera franquistas y sus herederos de las instituciones, el Gobierno y el callejero”. Una pancarta exhibía un mensaje que traspasa fronteras: “De Madrid a Roma, solidaridad antifascista. CasaPound not welcome”.

Madrid como ejemplo histórico de resistencia al fascismo
Un buen número de pancartas comenzaban  con la palabra “Madrid”, como la propia pancarta de la cabecera que contenía dos frases y las dos  empezaban  con el nombre de la ciudad: “Madrid para todas. Madrid no es hogar de nazis”. Otros ejemplos: “Madrid por unas aulas diversas”; “Madrid contra la represión”; “Madrid contra el racismo”; “Madrid para todas las obreras”; “Madrid para todas las inmigrantes”; “Madrid para todas las mujeres”; “Madrid contra la homofobia y la transfobia”. Al colocar el nombre de la ciudad en primer lugar emulan la emblemática frase “Madrid será la tumba del fascismo”,  que, siempre junto a “No Pasarán”, fueron los lemas más coreados a lo largo de la marcha; y, además, con todo ello evocan la heroica historia de resistencia al fascismo de la ciudad. En esta misma idea redundó la pancarta desplegada en horizontal, debido a su enorme tamaño, que fue extendida en el suelo de la Puerta del Sol y a cuyo alrededor se colocaron los concurrentes durante la lectura del manifiesto. En ella se veía la imagen de un oso pintado en rosa (color predominante en la protesta) rompiendo una esvástica. El oso y el madroño son símbolos de la ciudad. El oso, la parte animada del símbolo madrileño, destruye el símbolo nazi. Las y los manifestantes, entre quienes había muchas y muchos jóvenes, al decir o escribir “Madrid” no sólo admiran su cultura de resistencia al fascismo, sino que la retoman con orgullo. Hablan en nombre de Madrid para honrar su memoria  y, al mismo tiempo, siguen construyendo su identidad de ciudad antifascista.

Sin violencia
Desde algunos medios de comunicación se ha calificado de ultraizquierda a la manifestación antifascista, insinuando su carácter radical o incluso violento, con la intención de desprestigiarla y equipararla con los neonazis; sin embargo la marcha  desde Atocha hasta Sol demostró que se puede luchar contra el fascismo sin recurrir a la violencia. Un joven mostraba al respecto este cartel: “No somos violentos. Somos la verdad que duele”. La protesta transcurrió de manera pacífica, rodeada por un gran despliegue de la Policía Nacional. Internamente estaba vigilada por el equipo de seguridad de los propios manifestantes, que en esta ocasión lucían un brazalete rosa; como suelen hacer, se situaron en los laterales, bordeando el grueso de la marcha de modo que avanzase como un bloque protegido. La misma misión parecía tener la ubicación de las grandes pancartas, que no se llevaban de frente ni en lo alto, sino abajo y en los laterales de la marcha. Sólo la pancarta de la cabecera seguía el ritual tradicional  e iba colocada mirando al frente al principio del conjunto. A pesar de todas las medidas que cercaban la protesta, al ser masiva y la caminata tan larga, había gente que de vez en cuando salía y entraba en el bloque de congregados, o salía para continuar el trayecto más holgadamente por las aceras.
Como dato curioso cabe destacar que la mayoría de las pancartas llevaban escrita su reivindicación o consigna sin el nombre ni el logotipo de ningún colectivo que suscriba, lo cual no es muy habitual. De esta forma daban preeminencia al mensaje, aunque ocultar  el nombre también contribuye a la seguridad.
El ambiente de la protesta entre tanta vigilancia no fue exactamente festivo, aunque tampoco muy tenso. No había grandes batucadas, pero sí agrupamientos animados por algunos tambores. En Cibeles parte de los asistentes se detuvieron para ver y fotografiar una exhibición de humo con los colores del arcoíris. Entre los participantes en la protesta había gente de todas las edades, aunque destacaba el número de jóvenes. El carácter tranquilo de la marcha facilitó la participación de personas en sillas de ruedas y familias con bebés; un grupo de estas últimas con sus carricoches iba en la parte trasera donde también se habían situado unos cuantos ciclistas.
Algunos grupos de manifestantes proferían consignas radicales contra los nazis y la policía. Estos mensajes extremos convivían con otros más moderados sin incidentes. Cuando desde  la zona delantera se entonaba el cántico “Arriba, arriba, arriba / arriba, todas a luchar /que en los barrios se prepara (2) / pim, pam, pum, la revolución”, los grupos que preferían la versión más radical la coreaban con vehemencia. En algunos tramos de la marcha y al finalizar se oyeron frases en recuerdo de los jóvenes fallecidos tras ataques de los fascistas, como “Carlos, hermano, nosotros no olvidamos”, en memoria de Carlos Palomino. Igualmente se recordó a Richard (Ricardo Rodríguez García), atacado en Alcorcón; precisamente el 21 de mayo fue el vigésimo primer aniversario de su fallecimiento.
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jueves, 12 de mayo de 2016

Voceando “¡Amnistía, libertad!” en la “dictadura” de Rajoy

A las movilizaciones que se han ido sucediendo durante el Gobierno de Mariano Rajoy (Partido Popular) por sus políticas de recortes y privatizaciones —desmantelamiento del Estado de bienestar—, la reforma laboral, la precariedad y la pobreza se han sumando las protestas contra la represión, cuya frecuencia ha ido en aumento en los últimos meses. Son, por un lado, una respuesta a los encarcelamientos de huelguistas, sindicalistas, anarquistas, activistas o artistas; y, por otro, se deben a la entrada en vigor de la ley mordaza, eufemísticamente llamada por el Gobierno Ley de Seguridad Ciudadana, que contempla multas que restringen el ejercicio de los derechos de reunión e información y la libertad de expresión, afectando de forma muy especial a manifestantes y reporteros gráficos. El siete de mayo de 2016 tuvo lugar en Madrid una de estas protestas antirrepresivas convocada por la Coordinadora 25S; fue como un viaje al pasado, concretamente a la dictadura franquista, a través del lenguaje empleado en las reivindicaciones. Los lemas de antaño “Amnistía” y “Libertad, presos políticos” se recuperaron para protestar contra el Gobierno de Rajoy. Si en viejas fotografías aparecen pancartas con la palabra “Amnistía”, en las del siete de mayo se retoma el término y se le añaden adjetivos como en la pancarta de cabecera, que dice “Amnistía social y política ya!” Si en otros tiempos se gritaba “Libertad, presos políticos”, usando el masculino genérico, hoy se alterna el lema en masculino y femenino, incluso algunos colectivos emplean sólo el femenino genérico: “Libertad, presas políticas”. Por lo demás, parece que pocas cosas hayan cambiado o que la libertad y los derechos ni en democracia están del todo garantizados. Después de casi cuarenta años de democracia representativa en España, es posible que los manifestantes y una parte de la opinión pública la perciban como simplemente una formalidad, un armazón, una estructura en la que se puede encarcelar, multar, en definitiva, represaliar a los ciudadanos que luchan siempre que se mantengan las rutinas y los procedimientos del voto cada cuatro años. Quizá sólo por este último hecho no se pueda llamar a este periodo la dictadura de Rajoy. Para indicar esta salvedad, habrá que escribirlo entre comillas.


La manifestación estaba convocada para las siete de la tarde pero partió media hora después desde la Puerta del Sol hacia Neptuno (plaza de Cánovas del Castillo), donde llegó hacia las ocho y media. La encabezaba la pancarta de la Coordinadora 25S que decía “Derogación Ley Mordaza. Amnistía social y política ya!” Sus  portadores llevaban mordazas de color rojo. Como se puede observar el lema de la pancarta contiene las dos principales reivindicaciones, las cuales también se desarrollan en el manifiesto de la convocatoria y que fue leído en Neptuno antes de desconvocar la protesta. En cuanto a la derogación de la ley mordaza, en dicho texto se quejan de que los partidos políticos con posibilidad de formar gobierno —citan a PSOE, Ciudadanos, Podemos e Izquierda Unida— prometieron en campaña derogarla pero, como no lo han hecho, añaden: “nuestra labor como pueblo es defender en la calle lo que en las instituciones no parece posible: la Democracia y la Libertad de Expresión”. Además señalan que la ley mordaza tiene dos objetivos: “mantener a raya a los sectores potencialmente peligrosos, es decir, a las clases trabajadoras” y “defender a la clase dominante” (políticos y empresarios) y “su forma de vida”, y se alude a la reforma laboral, el rescate bancario y a presuntos casos de fraude fiscal y corrupción.
Algunas proclamas que se pudieron leer y escuchar a lo largo de la marcha relacionaban directamente la ley mordaza con un régimen dictatorial, por ejemplo: “Ley mordaza, dictadura descarada”; “Ley mordaza, dictadura franca”—nótese la similitud con el adjetivo “franquista”—; “Ley mordaza, terrorismo estatal”; “¡Basta ya de Estado policial!”; “Ley mordaza, es una amenaza”. También en el primer párrafo del manifiesto, tras señalar una advertencia de las Naciones Unidas para España, se insinúa el carácter dictatorial de la situación actual: “El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha instado al Estado español a que deje de usar la Ley de Seguridad Ciudadana y los artículos del Código Penal relacionados con el terrorismo para reprimir los derechos de libertad de expresión, reunión o manifestación, y que defina el delito de terrorismo de forma restrictiva, algo que suele recomendar a las dictaduras”.
Plataformas  para casos concretos
“No se pueden llenar las cárceles de personas cuyo delito es buscar el buen vivir de todos y todas en vez del lucro de unos pocos”. Esta frase del manifiesto sirve para sustentar la petición de amnistía, es decir, el olvido de los delitos de las represaliadas y los represaliados por sus ideas políticas, sus creaciones artísticas o su activismo social. De hecho, en la marcha se voceó “¡Amnistía, libertad!” en referencia al conjunto de estas personas, no obstante también asistieron plataformas y grupos que pedían la absolución o libertad para casos concretos. Ejemplos: la Plataforma Absolución C.S. 13 Rosas, que estaban apoyando a Elena y Jesús; la Plataforma de Apoyo a los Internacionalistas Detenidos 27E; la Plataforma Libertad Nahuel, que es como se conoce a Juan Manuel Bustamante Vergara, activista del colectivo Straight Edge Madrid; una bandera de Andalucía con las siglas SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) marchaba junto a una pancarta que reclamaba “Amnistía, libertad” con la foto de Andrés Bódalo, concejal de Jaén en Común (Podemos);  muy similar era la pancarta con la imagen del joven vallecano Alfonso Fernández Ortega, en la que se leía “Alfon, libertad”. El Grupo Propresxs Madrid exigía el “Fin del régimen FIES y el aislamiento” en su pancarta, donde añadía: “Presxs enfermxs a la calle. Fin de la represión”.
Durante la marcha se vieron los símbolos de algunos partidos políticos de izquierda, sindicatos minoritarios y movimientos sociales. El PCE llevaba una pancarta que rezaba “Frente a su represión, nuestra revolución”; también había banderolas de las Juventudes Comunistas y del PCE de Madrid. Algunos participantes portaban en sus ropas pegatinas de Unidad Popular-Izquierda Unida (UP-IU). Ondeaban las banderolas del sindicato Solidaridad Obrera y había algunos manifestantes con las camisetas de Coca-Cola en Lucha. Como de costumbre acudieron los Yay@sflautas de Madrid con sus chalecos fosforescentes. El 15M llevó una pancarta en la que ponía “Ante sus mordazas, nuestra libertad”. A esta protesta antirrepresiva se sumó un nutrido grupo “Contra la estafa hipotecaria UCI”, en cuya pancarta también aparecía el logo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Otros asistentes fueron la Coordinadora de Desempleadxs Precarixs y un grupo contra la impunidad del franquismo  que gritaba “Depuración de los jueces fascistas”, “Las fosas se abren con jueces y fiscales”. Una pancarta mencionaba el movimiento francés Nuit Debout  y agregaba “Convergencia de todas las luchas”, en vistas a la movilización internacional que se pretende realizar coincidiendo con el quinto aniversario del 15M.
Esta protesta antirrepresión del siete de mayo se presentó dos días antes en un acto celebrado en el Teatro del Barrio de Madrid, en el cual, presencialmente o a través de vídeo, intervinieron artistas, representantes  de movimientos sociales y de UP-IU, Compromís, BNG, CUP, ERC, EH Bildu y el SAT. En la web de la Coordinadora 25S figuran más de treinta colectivos que se adhieren a la protesta, entre ellos están Madres contra la Represión, No Somos Delito, Marchas de la Dignidad de Madrid, CGT Madrid, Izquierda Castellana, Asamblea Gamonal y la Asamblea 15M de Valladolid.
Un detenido
La manifestación transcurrió pacíficamente desde Sol hasta Neptuno. La calle de Alcalá estuvo cortada al tráfico en todos sus carriles, aunque la marcha sólo ocupaba los de un sentido de la circulación. Estaba protegida por chicos y chicas con un brazalete rojo que, como suelen hacer, se situaron en los laterales a lo largo de todo el recorrido. En Neptuno, el punto de llegada, se observaba un enorme despliegue policial. Había furgones de la Policía Nacional en la confluencia de la plaza de Cánovas del Castillo y la Carrera de San Jerónimo, donde se ubica el Congreso, que impedían el paso hacia esta última calle. Frente a ellos, se procedió a la lectura del manifiesto y algunos oradores expusieron breves discursos. Mientras esto ocurría, los jóvenes del brazalete rojo se situaron, haciendo de barrera, entre el grueso de los congregados y los agentes de policía que cortaban el paso por la Carrera de San Jerónimo. Había más lecheras de la policía y agentes a derecha e izquierda de la confluencia de calles. Todo acaeció sosegadamente y la manifestación se desconvocó por una oradora con la misma calma. Después algunos asistentes procedieron a abandonar la zona, pero otros permanecieron allí más tiempo. Según ha informado Kaosenlared, se produjo “un confuso episodio hacia el final de la protesta” y la policía detuvo a un joven e identificó a un reportero que intentaba grabar.
La movilización fue comunicada a la Delegación del Gobierno, según lo difundido por los convocantes en las redes sociales. Esta comunicación a las autoridades contribuye a dar más confianza en la seguridad de la protesta y a evitar conflictos con la policía; no obstante, en esas mismas redes también se dio el nombre de un abogado de guardia del grupo Legal Sol, por lo que pudiera pasar.
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