viernes, 20 de marzo de 2015

Trigésima Marea Blanca. El poder de una lucha pacífica y continuada

El viernes 13 en una entrevista en la Cadena SER Cristina Cifuentes, actual delegada del Gobierno y candidata popular a la presidencia de la Comunidad de Madrid, declaró que no descartaba seguir con el proceso privatizador de la sanidad pública emprendido por su propio partido. Dos días después, en un mitin en San Sebastián de los Reyes, la candidata rectifica sus palabras y dice que “No habrá nuevas privatizaciones ni externalizaciones”. Ese mismo día, el 15 de marzo de 2015, por trigésima vez, como cada tercer domingo de cada mes desde hace algo más de dos años, recorrió las calles del centro de Madrid la Marea Blanca, cuya presencia continuada en la calle seguramente influye para que ningún candidato o candidata que quiera ganar las elecciones se atreva a decir públicamente que proseguirá con el proceso privatizador de sistema sanitario madrileño.
Hacer manifestaciones de forma persistente es muy costoso, aunque finalmente en el caso de la Marea Blanca ha dado sus frutos. Es muy difícil cuantificar qué grado de influencia hayan podido tener las protestas en los actos de los políticos, pero lo cierto es que mientras la Marea Blanca ha estado saliendo a la calle los gobernantes han tomado decisiones que los manifestantes se han atribuido como éxitos. Uno de los primeros fue el caso emblemático de La Princesa que lo querían convertir en un centro especializado en mayores de 75 años, pero que tras las movilizaciones se ha mantenido como hospital de carácter general, de referencia para más de 300.000 habitantes, conservando su unidad de urgencias pues también la querían desmantelar. Después se logró paralizar el proceso de privatización de la gestión de 27centros de salud y de seis hospitales, y también quedó anulado el euro por receta. Además, durante estos años de movilizaciones han abandonado sus cargos dos consejeros de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty y su sucesor Javier Rodríguez, y la ministra del ramo Ana Mato. Hay que añadir que el pasado 10 de marzo catorce partidos entre los que no están PP ni Ciudadanos (PSOE, Geroa-Bai, Podemos, IU, CC, ERC, UPyD, PNV, BNG, CyU, Amaiur, Nueva Canaria, Equo y Compromís) han firmado un pacto para restituir la sanidad universal, lo que supondrá derogar el Real Decreto Ley 16/2012 con el que el PP dio de baja más de 800.000 tarjetas sanitarias de extranjeros residentes en España.
Constancia
Uno de los rasgos más destacables de la Marea Blanca, como ha quedado demostrado, es su constancia. Se puede decir que ha ido evolucionando de masiva a persistente. Ha habido marchas en las que partían columnas desde los grandes hospitales hasta Cibeles para encaminarse todas juntas hacia la Puerta del Sol, para ello era necesario cortar el tráfico rodado en el centro de la ciudad, pues todos los carriles de la calle de Alcalá y adyacentes estaban abarrotados de gente. En la trigésima el recorrido comenzó a mediodía en Neptuno y finalizó en Sol; se ocuparon los carriles en una sola dirección permaneciendo los de la dirección contraria abiertos al tráfico de vehículos. Es obvio que se han producido cambios en las características de la Marea Blanca: en las últimas hay menos gente, pero se está logrando mantener la movilización en el tiempo. En todas las estaciones del año se han convocado manifestaciones o concentraciones —según gente que se preveía que iba a asistir— y siempre ha habido respuesta; hasta en los meses de julio y agosto, cuando el calor aprieta, los manifestantes se han situado frente al Ministerio de Sanidad, bajo las sombras de los árboles del Paseo del Prado, para mostrar sus pancartas y escuchar las canciones de la Solfónica que como en tantas ocasiones ha animado la reunión. No cabe duda, la Marea Blanca es la gente que la sustenta y en Madrid, hasta ahora, sigue habiendo vecinos y colectivos que acuden a la protesta aunque otros hayan decidido abandonarla por aburrimiento, cansancio o desesperanza. La Marea Blanca es quien participa, en definitiva, existe en la propia acción, en el acto de asistir a una convocatoria tras otra.
La trigésima fue convocada por la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid (MEDSAP)-Marea Blanca y en cabecera iba la pancarta llamada “la sábana”, por llevarse entre varias personas extendida en horizontal; en ella se lee: “No a los recortes y privatizaciones. Sí a la sanidad y a los servicios públicos”. Los otros colectivos que se hicieron visibles a través de sus pancartas o camisetas fueron: AFEM, Plataforma de Usuarios-Pacientes de La Princesa, Plataforma de Afectados por la Hepatitis C, enfermos de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica, Marea Blanca de Fuenlabrada, Centro de Transfusiones de la Comunidad de Madrid, defensores de los Centros de Salud, trabajadores de la Lavandería Pública y trabajadores de Coca-cola (con siglas de CC OO en sus camisetas). Por supuesto, la Marea Blanca también la constituyen las personas que acuden de forma particular, anónimamente o sin el símbolo de ningún colectivo. Detrás de la Marea Blanca caminaba un pequeño grupo encabezado por una batucada (Batuseira ponía en su ropa) que había convocado otra protesta en cierto modo afín por sufrir también los efectos de la estafa llamada “crisis”, eran los afectados por los fraudes financieros o de la banca. Predominaban entre ellos las personas mayores; llevaban pancartas de ADICAE y sus leyendas denunciaban los abusos de las acciones preferentes, las hipotecas basura y las cláusulas suelo.
Pacífica y festiva pero con lenguaje acusador
La Marea Blanca siempre ha estado acompañada por batucadas y orquestillas y los propios congregados en ocasiones han coordinado bailes y canciones. Su ambiente ha sido sumamente pacífico. En ella han podido desfilar tranquilamente personas en sillas de ruedas y familias al completo incluidos abuelas y bebés. Este carácter pacífico a lo largo de tantas marchas la convierte en una lucha admirada y respetada. El pacifismo y el acomodo a la legalidad la fortalecen también ante las  propias autoridades porque no hay ningún flanco por donde atacarla, no se puede decir nada malo de su comportamiento; no les queda más remedio que reconocer que es una lucha ejemplar. Sin embargo, estos rasgos pacíficos y lúdicos no han impedido que desde la Marea Blanca se haya sido contundente en la denuncia, es decir, ha habido libertad para que cada grupo se exprese como desee de modo que algunas veces ha aflorado el lenguaje irrespetuoso y con acusaciones extremas. Por ejemplo, en 2013 se pedía la dimisión del entonces consejero voceando esta consigna: “Lasquetty, dimisión, por fascista y por cabrón”. También haciendo un juego de palabras con el anterior apellido de la ministra de Sanidad se decía: “Ana mata”. Si en las anteriores marchas se protestaba por lo que iba a ocurrir —las privatizaciones, los despidos, las derivaciones, los recortes— en las más recientes y en la trigésima, se denuncian los efectos devastadores de esas medidas: el encarecimiento de los servicios, el deterioro de la calidad asistencial y los presuntos efectos sobre la salud, incluidos los mortales. El caso más notable es el de los enfermos de hepatitis C en cuyas camisetas afirman que “los recortes matan” y exigen “tratamientos para tod@s”. Un portavoz de los enfermos, en los discursos finales que siguieron a la lectura del manifiesto en la Puerta del Sol, indicó que algunos pacientes siguen sin recibir los tratamientos a pesar de las promesas de diferentes autoridades. En estas circunstancias las consignas pronunciadas durante la marcha resultaron acusadoras y de radical crudeza: un grupo gritaba repetidamente separando las sílabas con cada golpe de voz “¡A-se-si-nos! ¡A-se-si-nos!”; otro aminoraba el sonido de los tambores y de otros instrumentos de la batucada para que emergiera bien fuerte la exclamación “¡No son muertes, son asesinatos!”
Un nombre para las manifestaciones
El nombre de Marea Blanca designa específicamente las manifestaciones y concentraciones realizadas en defensa del carácter público y universal de la sanidad convocadas en Madrid para el tercer domingo de cada mes, por eso se enumeran (30ª), y se diferencian de otras formas de acción como las huelgas, la recogida de firmas, las consultas informales o los encierros en centros de salud y hospitales, aunque tengan el mismo objetivo. No obstante, la expresión Marea Blanca también en ocasiones se ha usado de forma extensa, abarcando a todos los colectivos y movilizaciones en defensa de la sanidad pública madrileña. El nombre, como se sabe, hace referencia al color de las batas, camisetas y complementos (pelucas, gorros, pompones, etc.) que los participantes han estado exhibiendo durante las marchas.





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